En la encuesta publicada por el periódico
EL PAÍS el pasado domingo, según la estimación que realizan, el PSOE tendría el
30,5% de los votos, frente al 30,1% del PP. Esos datos muestran que se ha producido
un hundimiento notable del respaldo a los populares en la legislatura. La caída del PP con
respecto a las generales de 2011 es de 14,5 puntos, mientras que el PSOE ha recuperado 1,8 puntos. IU conseguiría el 11,6%
de los votos y UPyD, el 9%.
La estrategia del presidente del
Gobierno se basa en orillar y enterrar el escándalo de su extesorero Luis Bárcenas, para
poner en el primer plano los primeros atisbos de recuperación económica. Con ese
discurso, que se completa con la apelación a las clases medias con la bajada de
impuestos para el último año de legislatura, Rajoy espera remontar todo su
desgaste.
Pero el sondeo dibuja una realidad
alejada de ese diagnóstico del presidente y su círculo de asesores. Para
empezar, dos de cada tres votantes del PP (el 64%) consideran que los
dirigentes del partido no colaboran con la justicia en el esclarecimiento del
caso Bárcenas, y el 73% considera que no es acertada y es irreal la decisión de
apartar el caso de la agenda política.
Los populares han puesto en marcha
una estrategia de bloqueo que se concreta, en las instituciones,en el veto a las peticiones de toda la oposición para que el presidente dé
explicaciones. Y en sus apariciones públicas los miembros del Gobierno y del
partido se remiten igualmente a la comparecencia forzada de Rajoy del pasado 1
de agosto. De ahí no sale el presidente, aunque después de aquella
comparecencia se hayan conocido nuevos detalles del caso tan llamativos como la
destrucción de los discos duros de los ordenadores de Bárcenas o las
declaraciones de los secretarios generales del partido ante el juez.
La estrategia podría volar aún más
por los aires si se cumplen los temores de la dirección del PP y el propio
Rajoy es citado como testigo por el juez Pablo Ruz. Se apoyan esos temores en
la evidencia de que si el PP fuera una empresa —como pretendió hace una semana
la vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría— el juez ya habría pedido su
versión al consejero delegado/presidente del partido que pactó el peculiar finiquito de Bárcenas. Si
ese momento llega, el jefe del Ejecutivo tendrá difícil volver a eludir la nube
negra que le persigue para descargar la tormenta en cualquier momento.
El caso no está zanjado
en la justicia ni en la política ni en la opinión pública, según el sondeo. Rajoy
hizo un discurso en el Congreso el 1 de agosto dirigido a los votantes del PP,
marcando al PSOE como el adversario que acecha y alienta el escándalo para
cerrar filas, pero hasta un 64% de votantes de su partido asegura que el
presidente del Gobierno no le inspira confianza. Su credibilidad, en la que se
basa esa estrategia de recuperación del voto, tampoco alcanza para convencer a
los ciudadanos de que la recuperación económica está próxima. El 70% de los
encuestados entiende que el paro seguirá igual o incluso será más alto. La fe
de Rajoy en la bajada de la prima de riesgo y en la mejora de algunas cifras
macroeconómicas no llega a calar en la población, y el pesimismo se mantiene.
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